martes, 28 de diciembre de 2010

Maridaje invernal, de las habitas al jabalí

Una semana entes de Navidad, como antesala a las fiestas en las que estamos inmersos, nos reunimos unos cuantos amigos para realizar uno de esos festivales gastronómicos a los que últimamente nos estamos abonando. Y ya sabéis, cuando juntas amigos a los que les apasiona el buen comer y los vinos delante de un maridaje, la juerga está asegurada.

Para entrar en calor y recuperarnos del intenso frío que hacía empezamos con un aperitivo a base de camembert rebozado con mermelada de arándanos, tostaditas con paté de sardina venido de Portugal y salmón noruego. El elegido para amenizar esta bienvenida de contrastes fue un cava rosado que ya he utilizado en algunos aperitivos y que siempre ha estado a la altura. Un Agustí Torelló Rosado Brut Reserva elaborado con la variedad de uva Trepat. Es un cava de color rosado pálido y burbuja fina, con aromas a frambuesas, levaduras y fresas. En boca el cabónico está muy bien integrado, se presenta fresco y con un paso muy agradable. De los cavas rosados más buenos que recuerdo y muy adecuado para este tipo de aperitivos pero no le encuentro otras parejas de baile.

Una vez ya ubicados en la mesa empezamos con un Ensalada de habitas con gambas, crujiente de jamón y reducción de soja. Maridar este plato se presentaba una tarea difícil porque no hay muchos vinos que casen con la oxidación de las habitas y con el salado y a la vez dulce de la soja pero creo que lo hicimos a la perfección. El vino en cuestión fue un Val de Sil 2008 de la DO Valdeorras elaborado con la variedad de uva Godello. De color amarillo pajizo con reflejos verdosos y brillantes en nariz presenta aromas a fruta blanca madura (per y manzana), flores y cierta mineralidad. en boca es fresco, poderoso, de trago medio y con una acidez muy correcta. No lo había probado hasta la fecha y me gustó mucho.

Llegados a este punto tocaba el plato estrella de la jornada. Era una tarea difícil sorprender a los experimentado comensales, pero el tiempo libre que tenía los días anteriores al evento jugaba a mi favor y pudimos peinar la Boqueria en busca del manjar. Queríamos hacer algo que pegara con un tinto potente y que fuera elaborado. Mientras paseábamos por el mercado y nos deleitábamos con las materias primas y las rarezas que hay, encontramos una parada dedicada exclusivamente a la caza y pensé, ésta es la nuestra! Después de dejarnos aconsejar por la mujer que la regentaba y sopesar qué animalito nos llevaríamos a casa, descartamos la liebre y el ciervo y nos decantamos por el javalí para cocinar un Civet. El Civet de jabalí es un plato que no es muy complicado de hacer pero requiere una maceración de un mínimo de 36 horas y mucha paciencia en su elaboración, pero si se es amante de las carnes fuertes vale mucho la pena. Para maridar tal preciada vianda escogí un clásico de la DO Toro, un Pintia 2007. Es un vino elaborado con tinta de toro y que ha envejecido 14 meses en barrica de roble francés y americano. Lo descorchamos dos horas antes para que expresara todo su poderío y así fue. De color picota intenso con ribete violáceo, capa alta en anriz presenta aromas a frutos rojos, vainilla, torrefactos y balsámicos. En boca es potente, con un punto de acidez, de trago largo y con taninos marcados. Le falta botella para estar en su plenitud aunque es mucho más bebible a su temprana edad que anteriores añadas. Sin duda nos encontramos ante un vino con un futuro prometedor.

Como colofón y como excusa perfecta paraprobar el último vino servimos un Helado de vainilla con lecho caliente de frutas silvestres y caramelo. Cada bocado de este exquisito postre era un contradte entre dulce/ácido y frío/caliente. Para acompañarlo tomamos un vino tinto dulce de la DO Alella, el Dolç Mataró 2007. Dentro de una botella preciosa se esconde un vino elaborado con uva sobremadurada de la variedad Mataró (Monastrell en otras regiones) y con un paso por barrica de dos meses. De capa alta, color cereza oscuro en nariz presenta aromas muy intensos de ciruela madura, grosella negra y olivada. En boca tiene una entrada suave, postgusto largo y un equilibrio muy marcado entre dulzor y acidez. Fue una grata sorpresa ya que los pocos vinos tintos dulces que había probado hasta la fecha se me habían hecho un poco empalagosos y éste entró muy bien.

Y hasta aquí nuestro pequeño homenaje aunque no quiero terminar estas líneas sin agradecer toda la ayuda que me brindo mi mujer en la elaboración de los platos ni los consejos que me dio Oscar Gallifa en la elección de los vino.

Feliz año 2011!!!




miércoles, 22 de diciembre de 2010

Burbujas de Recaredo



Quien más quien menos, en el puente de la constitución, estuvo afectado por la huelga salvaje de los controladores aéreos, nosotros nos quedamos en tierra y con las ganas de visitar la capital del país vecino, Lisboa. Casi dos días me duró el cabreo, pero estaba claro que algo tenía que hacer al respecto para sacarme la mala leche que llevaba encima, y me puse manos a la obra. Después de indagar por diferentes zonas vinícolas de Cataluña, el dedo terminó apuntando sobre el epicentro elaborador de Cava en Cataluña, Sant Sadurní de Noia. El siguiente paso era escoger qué bodega podíamos visitar, tarea algo complicada a sabiendas de las casi 80 bodegas que envuelven el pueblo. Finalmente la elegida fue Recaredo, acertada decisión.

El Martes 7 de Diciembre por la mañana estábamos puntuales en Recaredo, allí estaba esperándonos Carles, nieto del fundador de la bodega. Iniciamos la visita bajando unas escaleras que nos llevaba directamente a las cavas subterraneas y dónde hicimos la primera parada, en frente de una serie de fotografias, una de ellas en blanco y negro datada de 1944, donde salía su abuelo, Josep Mata Capellades degüellando una botella de cava. En un tamaño mucho más grande y ésta sí en color, una visión aérea de sus viñedos: 46ha. de viña propia repartidas entre las variedades blancas, Macabeo, Xarel.lo, Parellada y las tintas Ull de Llebre y Cabernet Sauvignon. A continuación pudimos ver cómo hacen el degüelle de las botellas, hecho de forma artesanal por dos Maestros, una profesión que con los años ha ido desapareciendo, las grandes bodegas han pasado éste trabajo a la maquinaria, ya que el número de botellas degüelladas a la hora es infinitamente superior a la lograda por unas manos maestras (unas 250/h). Recaredo es de las pocas que se resisten a la mecanización de éste proceso, ya que los resultados obtenidos con el sistema artesanal es altamente más satisfactorio.

Llegamos ya casi al final de visita, pero no podemos irnos sin antes pasar por el rincón donde se encuentra la joya de la bodega, Turó d'en Mota. Allí duermen todas la añadas desde la 2001, siguiente en salir al mercado, ya que la 2000 hace muy poco que ha salido a la luz.
Terminamos la visita disfrutando de un Brut de Bruts 2003, una añada algo complicada por las altas temperaturas, pero un resultado final excepcional:
Excelente espumoso elaborado con las viñas más viejas de Macabeo y Xarel.lo, paso en boca elegante, notas cítricas algo maduras en el postgusto, burbuja perfectamente integrada, chapeau!

Un lujo poder contar con las explicaciones de Carles, hemos podido ver de primera mano el trabajo artesanal que dedica ésta bodega en cada botella y en cada m2 de viña. Qué duda cabe que estas navidades correran burbujas de Recaredo por mi copa.

Cómo el hambre ya empezaba a apretar un poco, nos dirigimos al restaurante La Cava d'en Sergi, donde nos esperaba un suculento menú, a destacar, y mucho, las patatas enmascaradas y el bacalao.

Mientras decidimos el menú nos sirvieron una copa de cava y una Crema de lentejas con espuma de queso fresco.


Empezamos con tres entrantes:

Huevos estrellados con ceps.
Ensalada de jamón de bellota.
Patatas enmascaradas con butifarra negra y huevos de codorniz.


Seguimos con tres segundos:


Rape con salsa gorgonzola.
Filete de cordero con foie y salsa de Oporto.
Bacalao con emulsión de ajetes, crujiente de alcachofas y butifarra negra.



Para bajar esta comilona, elegimos dos postres:

Raviolis de yogurt con sopa de manzana verde.
Coulant con helado de vainilla.




Todo el menú debidamente regado con dos botellas de Embruix 2007, precioso color púrpura, intensa expresividad frutal, soberbia amplitud y mineralidad en boca.

Aquí termina nuestro martes de puente, una buena forma de olvidar el mal trago que nos hicieron pasar, a mucha gente, esa gentuza llamados controladores aéreos.

Aprovecho para desearos a tod@s felices fiestas, ¡brindo por ello!

Salut.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Entre viñedos por el Bages


Desde que tenemos retoños correteando por casa los fines de semana empiezan los sábados muy temprano por la mañana y siempre hay que tener un plan para que los niños se cansen y no descarguen toda su energía en nuestro pisito. Ya hace unos meses que hemos empezado a visitar alguna bodega y creo que es una actividad perfecta para hacer en familia.

Fue un sábado de noviembre cuando todavía no había llegado el frío invernal que decidimos ir a visitar las Bodegas Masies d’Avinyó en Santa Maria d’Horta d’Avinyó. En esta bodega es donde se elaboran los vinos Abadal y los Roqueta no conocidos por mí, famosos por su “vi ranci” y por el moscatel. Están situadas en el corazón de la comarca del Bages y pertenecen a la DO de Pla de Bages. Ésta es una zona ideal para el cultivo de la vid, de hecho se dice que el nombre de Bages procede de Baco, el Dios del vino. Una de las cosas que más me atrajo de estos elaboradores es la apuesta que han hecho por la recuperación de las variedades autóctonas y que nos ha permitido conocer la variedad blanca picapoll.

La visita la empezamos con la Masía Roqueta (S. XII). Esta masía siempre ha pertenecido a la familia Roqueta y ha mantenido el nombre debido a que hasta el día de hoy se sigue la Ley de Sucesión Catalana (el hijo es el heredero). Cómo curiosidad el nombre del heredero siempre se ha ido alternando entre Ramon y Valentí. En el sótano de la masía y a modo de museo, se encuentran las antiguas bodegas donde se elaboraba el vino desde 1898. En ellas encontramos todo tipo de utensilios que se utilizaban para vinificar antiguamente y por su buena conservación te puedes trasladar de manera muy fácil a la vida de payés de hace más de un siglo. Muy recomendable también la visita de la colección privada dedicada al transporte con carruajes y antiguos camiones que se utilizaban para la elaboración del vino.

Después de un paseo por los viñedos y rodeados de vegetación con los tonos marrones y ocres del otoño nos dispusimos a visitar la bodega actual y a catar algunos de sus vinos.

El primer vino que catamos fue el Abadal Picapoll 2009 elaborado al 100% con esta uva autóctona. De de color amarillo pajizo, en nariz nos vienen aromas frutales como la piña o la naranja y más tarde aparece un fondo floral. En boca es fresco, con una acidez equilibrada y muy fácil de beber. Encuentro que es un vino con una RCP excelente y una alternativa perfecta a los típicos verdejos que encontramos por todas partes y que me empiezan a cansar (aunque de vez en cuando hay alguna excepción).

Seguimos con el Abadal Rosat 2009 elaborado con un 90% de Cavernet Sauvignon i un 10% de Sumoll (variedad poco conocida y de difícil cultivo que aporta acidez y aromas a flores azules y vegetales). De color rosa intenso y brillante con notas de frutos rojos, fresas, confitería y “palote fresa”. En boca se presenta muy goloso y de paso suave. He de reconocer que la golosina de este vino me sorprendió y aunque no me gustan mucho los rosados éste tiene algo especial que hará que repita.

Empezamos la cata de los tintos con el joven de la bodega, el Abadal Cabernet Franc Tempranillo 2009. Con un 60% i 40% respectivamente y con 4 meses en barrica. De color rojo picota, de capa media y aromas a frutos rojos, lácteos y un fondo de madera. En boca tiene una entrada ligera y es poco persistente. Creo que es un vino que no pasará a la historia pero bastante adecuado para una barbacoa o un “pa amb tomàquet”.

Por último descorchamos el Abadal 5 Merlot 2006. Éste es un vino elaborado al 100% con la variedad merlot procedente de 5 parcelas distintas de la finca. De color rojo picota y de capa media-alta en nariz se presenta complejo con aromas a frutos negros, balsámicos y cacao. En boca se muestra potente, tánico en la medida justa y persistente. Sin duda fue el vino que más gusto de los que catamos en la bodega.


Además de los vinos tintos catados en la bodega me hice con un Abadal Criança 2007, un Abadal Reserva 2003, y el conocido Abadal 3.9 2006 así que si alguien pone el Abadal Selecció ya tenemos la cata completa montada ;)

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Un domingo cualquiera



Cómo no, cada vez que nos juntamos para hacer barbacoa, una buena carne y un buen vino son el epicentro de la reunión. Esta vez los protagonistas eran cuatro chuletones venidos de tierras vascas y un poderoso vino capaz de enfrentarse a tan sabrosa carne y no achicarse en ningún momento: CADAC 2005 de bodegas Martí Faixó.

Empezamos con un pica pica a base de escalibada, alcachofas a la brasa y unas chistorras. Para acompañar los entrantes, dos blancos: Espelt Vailet 2009 (garnacha y macabeu) y Gessamí 2009 (muscat de Fontignan, muscat de Alejandría y cabernet blanc). El primero fresco, cítrico y con marcadas sensaciones minerales, acompañó muy bien la escalibada y las chistorras. Las alcachofas, siempre difíciles de acompañar, vínicamente hablando, decidimos echarle un Penedés blanco, esas notas a flor blanca y fruta madura con un paso en boca ligeramente dulce, fueron buenos aliados.



Seguido de los blancos, un tinto de pies a cabeza, de una bodega que me enamora y una tierra donde la garnacha es la variedad por excelencia, Veratón de Alto Moncayo: Una fruta negra madura que encandila, floral (violetas), balsámicos, su reposo en barrica francesa no ha hecho más que ensalzar esta nariz tan expresiva con aromas a finos tostados y especias; para terminar el disfrute nos deleita con un paso en boca sabroso, elegante y envolvente, sin aristas, tanino perfectamente integrado, una garnacha para enmarcar.

Llegados a éste "clímax" vínico, decidimos poner los chuletones a la brasa y servirnos ya el CADAC que teníamos decantado desde hacía ya un buen rato. Los aromas a reducción ya habían desaparecido dando paso a fruta negra madura, ligeros tostados, especias (nuez moscada) y dejes minerales. En boca se deja notar toda su potencia, contundente, marcada astringencia, retorna la fruta madura en el retro, final largo. Vino con potencial por delante todavía, su acidez algo elevada es un buen factor para mejorar en botella, esa astringencia tan presente aún, agradecerá un tiempo de reposo en cristal para terminar de redondearse.

Llegamos al postre, unos Piononos coronan el centro de la mesa. Un Moscatel de Navarra sería el encargado de acompañar estos dulces típicos de Granada, Ochoa Moscatel 2009: Floral, uva madura, franco, buena carga de acidez que compensa a la perfección el dulzor de éste Moscatel y de los Piononos, una "golosina" de tan solo 50 cl. Excelente manera de terminar un Domingo cualquiera...

Nota: No todo fueron buenas sensaciones, uno de los tintos descorchados no gustó nada. Tengo que decir que es la tercera botella que abro de la misma añada en un intervalo de año y medio y todas me han dado lo mismo: Aromas a cuadra muy marcados (no se van ni aireando), cuero nuevo, pegamento "Imedio" y nada de fruta por ninguna parte. En boca más de lo mismo, vaya, un desastre...Me parece que la botella que me queda en la bodeguita irá directamente a la barrica del vinagre, una bonita manera de terminar sus días. El susodicho, un Mengoba Espanillo 2007.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Otra de Rieslings...

Una vez más nos reunimos 13 amantes del vino en el “enogaraje” más famoso de Sant Cugat con el objetivo de catar esos Rieslings del Mosel de Weinhaus Barzen que tanto nos apasionan. Guiados por Oscar, se trataba de probar la añada 2009 a la que tantas ganas le teníamos pero no nos quedamos ahí. Para ver cómo evolucionan en botella y comprobar cómo mejoran con el tiempo nos dispusimos a comparar esta nueva añada con la añada 2007, que tantas alegrías nos ha dado en anteriores catas. Catamos un total de 14 vinos (secos, Sekt, afrutados y dulces) aunque sólo vamos a describir las comparaciones de las añadas ya que el resto ya se han descrito en anteriores entradas. Los vinos catados fueron los siguientes:

Barzen Spätlese Trocken 2007 Empezamos por este riesling seco el cual se presentó con un color amarillo y con aromas cítricos, fruta madura, amielado, y cierta mineralidad de fondo. En boca al ser el primero nos sorprendió su acidez que contrarresta perfectamente con sus 7 g/l de azúcar. Un buen comienzo para acostumbrar el paladar a esos contrastes de dulce ácido tan característicos de los rieslings.

Barzen Spätlese Trocken 2009** Con el cambio de añada el vino presentaba el mismo tono pero los aromas fueron mucho más intensos. En nariz cítricos más frescos como piña o melocotón que dejaban más escondida la mineralidad. En boca una acidez muy fina. Se trata de un vino extremadamente joven o un bebé de placenta (en palabras de Oscar) pero que muestra síntomas de convertirse en un vinazo en unos años. Cabe destacar que este vino ha sido clasificado como un vino de extrema calidad por organismos alemanes y de ahí las dos estrellas que hay en la etiqueta.

Barzen Alte Reben Trocken 2007 Qué decir de nuestros admirados Alte Reben. Estos vinos proceden una parcela pequeña de viñas viejas que producen pocas bayas en cada racimo y transmiten toda la minerlaidad del terruño al vino. De color amarillo subido, en nariz se mostró algo más complejo que los anteriores con notas cítricas que recuerdan a la piel de naranja, mineral y azufre. En boca de trago más persistente y largo. Ya me hecho con algunas botellas porque este vino mejorará con el tiempo.

Barzen Alte Reben Trocken 2009 Nos encontramos delante de otro vino demasiado joven pero que apunta muy buenas maneras. De color igual que su antecesor, en nariz fruta más ácida como manzana verde, naranja exprimida y mineral de fondo. En boca destaca su explosión de acidez y una ligera sensación a gas muy fino.

Barzen Spätlese Feinherb 2007 Empezamos con los afrutados que tanto me gusta combinar con la comida japonesa. De color amarillo dorado, cierta untuosidad, cítricos, piña madura y mineral. En boca el trago es largo y perfecta armonía de los 17 g de azúcar residual con la acidez.

Barzen Spätlese Feinherb 2009** Como en los casos anteriores la añada 2009 se presenta con una intensidad superior y con aromas de fruta más fresca, mineral, flores blancas y una acidez en boca más pronunciada.

Barzen Alte Reben Feinherb 2007 Qué mejor para acabar con las comparaciones que hacerlo con mi riesling preferido. De color amarillo dorado, en nariz es más complejo con notas de cítricos, miel, mineral y un azufre más pronunciado. En boca es largo y goloso pero la acidez que tiene hace que no se noten los 17g/l de azúcar residual que contiene.

Barzen Alte Reben Feinherb 2009 Su hermano joven se presenta con una nariz de fruta madura, toques de mineral e incluso alguien le encontró algodón de azúcar (barbapapá para algunos). En boca presenta el trago más largo de todos y una acidez muy fina. Otro vino al que le quedan unos cuantos años para mostrar todo su poderío.

Y aquí acaba la comparación de estas dos magníficas añadas. Personalmente son las dos únicas añadas que he probado y aunque a las dos les queda bastante tiempo de botella para expresar todo su potencial creo que con el paso de los años la 2009 puede superar a la 2007. Allí estaremos para comprobarlo…