viernes, 27 de julio de 2012

Primeros pasos: Blancos de la Borgoña


Ayer tuvimos la oportunidad de probar y beber tres vinos de la Borgoña, en este caso tres blancos de la uva blanca por excelencia en esta región, la Chardonnay. Poco a poco nos vamos interesando más por este mundo vitivinícola tan complejo que es la Borgoña. Los tres vinos que descorchamos ayer eran de tres pueblos distintos, uno venido de tierra de tintos, Vosne-Romanée (Cote de Nuits) y los otros dos de lares donde la Chardonnay es la gran protagonista, Chassagne-Montrachet y Puligny-Montrachet (Cote de Beaune). 

El primero, elaborado por Méo Camuzet (Domaine Méo Camuzet - Vosne Roamnée), gran hacedor de tintos borgoñones, quiso plantar Chardonnay y algo de Pinot Blanc en lo alto de una colina donde el suelo no era muy propicio para plantar Pinot Noir y donde la clasificación administrativa era poco favorable, ya que tendría que embotellar con el apelativo Hautes-Cotes de Nuits. De este viñedo, Clos Saint-Philibert, sale Hautes-Cotes de Nuits Clos Saint-Philibert 2008, cítrico en nariz, apareciendo notas de piel de mandarina y limón, ligeros toques a levadura y masa de pan cruda. En boca es directo y muy marcado por una acidez sobresaliente, terminando con un toque amargo final.

Seguidamente, y con una media hora de decantación encima, llega éste básico de Jean Marc Boillot (Maison Jean Marc Boillot - Puligny Montrachet), Bourgogne Blanc 2010, más amable y fácil de beber que su antecesor, nariz expresiva y algo golosa, aromas a fruta blanca, flores secas y violetas. Paso en boca elegante, con buena acidez y posgusto medio, un vino sin complicaciones.

Y para terminar un "village", Chassagne-Montrachet 2009 de Michel Niellon, uno de los elaboradores top de esta zona. Decantado durante hora y media, y en copa seguia bastante cerrado. Notas a madera, sin ser protagonista, de fondo, bien integrada, su paso en boca lo mejor, opulencia y poderio, algo graso y mineral, bien equilibrado todo ello por una acidez muy viva que nos hace prever un largo y necesitado reposo en botella.

Quizás la marcada acidez, algo desbocada me atreveria a decir, del primer vino ha sido la única nota negativa, el resto muy alentador. El básico de Jean Marc Boillot nos ha parecido muy accesible y fácil de beber y entender, a demás va bien acompañado de un buen precio, sobre los 16€. El Village de Michel Niellon enorme, con mucho todavía por mostrar y que dada su juventud no hemos podido apreciar, aunque ahora mismo está bien para tomar y hacerte una idea de lo que es un Chassagne-Montrachet.

Seguiremos aprendiendo.

Au revoir.