viernes, 25 de mayo de 2012

Egon Müller Scharzhof: Vertical 2007-2010



Un jueves más, nos juntamos los cuatro enochalados de siempre para pasar un buen rato entre vinos y buenas viandas. Esta vez la Riesling es la gran protagonista, una vertical de Scharzhof (2007-2010) nos depara.

Empezamos por el Scharzhof 2007, inicialmente ya se muestra muy mineral con notas afrutadas algo maduras, boca envolvente, redondo, directo, paso ligeramente untuoso y una acidez final de vicio. Un vino, que aún quedándole años en botella, está en un momento sublime.

Descorchamos el Scharzhof 2008, y por desgracia el corcho había "contaminado" el vino (TCA), una lástima no poder contar con ésta 2008 para seguir con la comparación de añadas.

Pasamos al Scharzhof 2009, nariz algo más floral (jazmín), notas de sulfuroso de fondo y polvos talco, con el rato va evolucionando a notas más cítricas. En boca es más bien cítrico y con una acidez algo descompensada. Hay que decir que venimos del magnífico 2009 y esos dos años juegan a su favor.

Terminamos la mini vertical con el jovencísimo Scharzhof 2010, al servirlo deja en el fondo de la copa una ligera presencia de carbónico que va desapareciendo a medida que movemos la copa para airear el vino. En nariz es puro zumo de uva, albaricoque, tornándose con el paso del rato cada vez más floral, diria que a pétalos de rosa. Entrada golosa pero envuelta de una acidez que quita el sentido, qué gran futuro le auguramos a éste 2010, seguro que el tiempo nos dará la razón.

Como nos quedamos sin Riesling de la añada 2008 por ese maldito TCA, tuvimos que buscar en la excelsa bodega de Vadebacus, y para no salirnos de la zona, Mosel-Saar-Ruwer, nos decantamos por un Kabinett de Geltz Zillicken, 2008, claro está. Buen vino con una excelente RCP, pero esta vez jugaba en total desventaja, la acidez de los Scharzhof de Egon Müller nos había "cauterizado" las papilas, su paso en boca se quedó en un mero trago afrutado y ligeramente dulce, esa acidez que recordaba en una cata de presentación de los vinos de Zillicken, no apareció por ninguna parte, eso sí, no dejamos ni gota.

Para terminar, una dulce sorpresa de nombre impronunciable, Eitelsbacher Karthauserhofberg Auslese GK 2004, nos esperaba decantado y sumergido en agua con hielo. Amarillo intenso, fruta madura, notas amieladas y cítricas. Pero lo mejor estaba por venir, una boca sensacional, con volumen, esos 150gr/l quedaban perfectamente integrados por una acidez descomunal, una excelente manera de despedirnos de la Diva, aunque aun no habíamos termiando con esta que ya va tomando forma la próxima cata, los Kabinett de Egon Müller seran los protagonistas, pero todo a su debido tiempo...



Como no podía ser de otra manera, el menú degustación que nos elaboró Vadebacus estuvo al nivel de lo esperado, detallo alguno de los platos que pudimos degustar:


crema de calabaza con huevas de lumpo




salmón a baja temperatura, con canviar de berenjena,
wasabi y reducción de soja

salmorejo con perlas negras

risotto de trigo, ceps, esparragos verdes
y carpaccio de gamba

tataki de atún, hojas verdes en tempura,
reducción de soja y germinado de cebolla