miércoles, 19 de octubre de 2011

¿Vinos en Suiza?


Cuando piensas en Suiza te vienen a la cabeza sus exquisitos quesos, Emmental o Gruyere, por ejemplo, sus glaciares, sus lagos, los Alpes, que gran aficionado al esquí no ha ido alguna vez a deslizarse sobre las escarpadas laderas de los picos alpinos, incluso, si me apuráis, para los que ya tenemos una edad, nos viene a la cabeza esa niña huérfana llamada Heidi, ¿o no? Bien y ¿cuántos de nosotros relacionamos Suiza con el vino? Si la memoria no me falla, creo que nunca he encontrado vino suizo en las estanterías de las tiendas que he ido a comprar, pero eso no quiere decir que los suizos no hagan vino y mucho menos que no lo beban, porque sí beben y mucho más que nosotros, sus 35l/habitante al año lo demuestran, frente a unos 10l/habitante que consumimos en España, entonces, ¿cuáles son los motivos por los que no encontramos vinos suizo de forma habitual? Uno de los motivos es porque los suizos beben más de lo que producen, y casi nunca queda nada para la exportación (2%). El otro motivo es el precio: El coste de la mano de obra es un 20 ó 30% superior al de sus países vecinos y el coste de producción 4 veces más elevado que en Francia debido a la pendiente de las laderas y al costoso mantenimiento de las terrazas.

Las principales variedades que podemos encontrar son la Petite Arvine en la zona de Valais principalmente. La Chasselas, ubicada en la Suiza de habla francesa, muy indicada para acompañar una raclette o fondue. Más al norte, ya en la Suiza de habla alemana (lago Thun) encontramos la Pinot Noir o Blauburgunder y la Muller-Thurgau o Riesling-Sylvaner como la llaman los suizos. Y en la parte de Suiza de habla italiana, se produce una buena Merlot.

 
Dicho esto, sólo me queda explicaros los vinos que Juan Massana nos fue presentando durante toda la cata, una selección de blancos secos, dulces y tintos:

Chasselas Grand Cru Dézaley 2009, amarillo muy claro, nariz de poca intensidad, mineral y cierta sensación a cerrado. Denso en boca, toques amargos y un postgusto no muy largo.


Fendant Clos de Balavaud, Vétroz Grand Cru 2010, amarillo pajizo, nariz más expresiva que el anterior, fruta algo madura, paso elegante y con un posgusto largo dejando sensaciones a sugus de piña. Es un vino indicado para raclettes y fondues. Decir también, que la Fendant es la Chasselas de Valais, es la misma variedad.

Petite Arvine Denis Mercie 2009, amarillo pajizo, nariz expresiva e intensa, floral, manzana verde y notas a queso cremoso. De nuevo en boca aparecen las notas florales, fresco y con final algo amargo.


Aminge de Vétroz Réserve 2007 1 abeille, las abejas o abeilles son un sistema de medición del azúcar residual, van de 1 a 3 abeilles, siendo la última la opción más dulce. Éste en concreto tiene entre 0 y 8gr/l. Presentado en una curiosa botella de 500ml. Sus cartas de presentación denotan que difiere y mucho de lo probado anteriormente: 22 meses de barrica y 14,9% de grado alcohólico. Amarillo oro, denso, inicialmente la madera se deja sentir, quizás demasiado pero a medida que va cogiendo aire las notas maderiles van dejando paso a la fruta, albaricoque maduro, notas balsámicas (Halls de miel), toques cítricos que le aportan cierta frescura. En boca es cremoso, de nuevo esos balsámicos y la fruta madura dejan un recuerdo en boca larguiiiiiisimo.


Aminge de Vétroz Grand Cru 2008 2 abeilles, por desgracia éste vino estaba en malas condiciones, el olor a corcho (TCA) nos dejó sin poder hacer la comparativa completa, una lástima...


Aminge Flétrie de Vétroz 2007 3 abeilles, aquí ya nos encontramos con unos cuantos gramos más de azúcar que los anteriores, más de 25gr/l. Amarillo oro intenso, la acción de la botritis se deja sentir en nariz, fruta muy madura, pegamento, membrillo, higos secos. Envolvente y amplio en boca, de nuevo aparecen las notas a membrillo y frutos secos, quizás algo falto de acidez, aún así, no es un vino que empalague, de trago largo y duradero . Un vino que por sus características lo hacen muy adecuado para acompañar foie o quesos azules. Por las notas encontradas en nariz (salvando las distancias) lo hemos llegado a comparar con un Beerenauslese, aunque en boca ya se veía que los tiros iban por otro lado.


Cornalin de Vétroz 2008, el primer tinto de la noche, presentado en formato 50cl. Color burdeos de capa media, aromas a fruta roja acompañados de notas leñosas, verdores, que luego se dejaran notar y mucho en boca. Me recuerda a un vino de maceración carbónica. No me ha terminado de convencer, nariz poco expresiva y paso en boca liviano.


Humange Réserve 2008, nariz intensa y compleja, caramelo de café con leche (toffe), vainilla, café molido y tostados de fondo. En boca muestra toda su elegancia y equilibrio, entrada suave acompañada de una ligera amargor, posgusto medio. Excelente vino, aunque "penalizado" por su elevado precio, creo que rondaba los 80€.


Rouge la Tine 2008, último vino de la cata, elaborado con Pinot Noir y Gamaret (cruce entre Gamay y Reichensteiner). Aromas a fruta negra algo compotada, notas licorosas de fondo que le aportan frescura, herbáceo, chocolate. Paso en boca agradable, afrutado, deja recuerdos a chocolate amargo en el postgusto, un vino fácil de beber.


Hasta aquí la magistral exposición con la que Juan nos deleitó en la sala de catas de Vadebacus Wine Bar & Restaurant, la siguiente, ya se está cociendo...